En la cama. Mal humor. No oías. Empiezas a oír un poco. El mal humor continúa. La sordera va abandonando las onzas que caminaban por la carretera, arriesgándose a que las aplasten y a que papá les grite.
Quiero seguir en la cama, con onzas pero sin dolor de oídos.
Agur.
<< Volver a la página principal