11 junio 2008

EL BESO MÁS DIFÍCIL DE LA HISTORIA




El beso más difícil de la historia se me resiste. Y es normal, es el más difícil. Podría besar el suelo, pero estoy harto de morder el polvo cada vez que quiero mirarte. Eso duele, aunque no lo parezca. El dolor no significa que uno tenga que dejar de sonreír.

Uno a veces deja de sonreír porque la lluvia le acompaña allí donde va. Por eso a veces me encuentro roto en esencia. Roto a la perfección. Porque tocar el cielo con las manos y después bajar a los infiernos es un camino demasiado largo para recorrerlo tan deprisa. Prefiero que corramos por las calles y gritemos “Tú y Yo”.

Debería conformarme con una caricia en principio, pero el cariño de verdad sólo importa a dos y mis bolsillos están tan llenos de lágrimas que ni un huracán podría separar todo esto de mis manos. Aun así, pensaré que fuimos grandes.

Quiero ser feliz contigo mientras le damos vueltas al café por la mañana.



Agur.