22 octubre 2007

SUEÑOS



Nunca nadie me ha hablado en sueños. Ni tampoco cuando dormía; ni siquiera cuando me hacía el dormido. Pocas cosas me han hecho soñar... Ni siquiera cuando he estado despierto, y eso sí que me hace pensar más de lo que me gustaría. Todo cambia, evoluciona, pero ... ¿lo hace en la dirección que todos queremos? Y si no seguimos una dirección fija, ¿cómo sabemos que vamos en la que es correcta? A veces el soñar y el dejarse llevar no se llevan bien, no se aguantan el uno al otro. Son como dos viejos amigos, que se conocen perfectamente, pero no pueden estar mucho tiempo juntos, porque acabarían mal. Muy mal.

Saber demasiado no podía ser demasiado bueno, y no saber nada no podía ser nada malo, es decir, ojos que no ven, corazón que no siente. Ninguno de nosotros hemos caído de la tierra de gracia, nadie nos tocó con su varita mágica para hacer de nosotros algo realmente grande. No podemos cruzar la línea que buscamos porque siempre se nos queda demasiado lejos y muchas veces ni siquiera nos apetece acercarnos a ella.



Agur.